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Colegio República de Colombia I. E. D.       Lic. Liliana Tovar B.      Folleto para padres y maestros  - Noviembre 2016

EDUCAR CON EL EJEMPLO

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“El ejemplo es más poderoso que las palabras”, dice la doctora Ana Marina Briceño, psiquiatra infantil y juvenil de la Clínica Alemana de Chile.

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Y es también una oportunidad para “retomar dentro de la realidad actual este rol fundamental que tienen mamás y papás en la crianza de sus hijos”, complementa el doctor Ricardo García, psiquiatra infantil y de adolescentes de la Clínica Las Condes.

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No se trata de ser un modelo de perfección, sencillamente, se trata de darles herramientas a los niños para que crezcan con valores, para que sepan expresar sus emociones, construyan recuerdos alegres de su infancia, aprendan a enfrentar las situaciones adversas y por qué no, para que puedan ser felices.

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En los colegios se están presentando actualmente alteraciones conductuales importantes que no veíamos antes. Hacen pataletas, son agresivos y muy egocéntricos. Son el reflejo de esta mala comunicación que influye mucho en la estructura familiar.

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“Tiranos ", los nombran los especialistas en el mundo, a quienes sus papás no saben cómo manejar, porque los han observado poco, les han conversado menos, les han permitido acceso ilimitado y sin control a la tecnología, y con ello a situaciones de violencia y pérdida de valores.

 

Retomar el rol de los padres es muy importante, porque la etapa escolar es fundamental en la formación del carácter de los niños para que ellos estén emocionalmente bien y se puedan relacionar sanamente con los demás”, dice el especialista.

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Robert Taibbi, columnista del portal Psychology Today y autor de cinco libros sobre crianza paterna, hizo una lista de diversas prácticas con las que los padres pueden dar un ejemplo constructivo a sus hijos.

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Son estrategias sencillas que los especialistas consultados ayudaron a concretar en una lista. Son siete conductas que requieren esfuerzo de tiempo, observación, autoconocimiento y paciencia, pero que vale la pena explorarlas.

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1. Demostrar las emociones

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Darles nombre y explicación a las emociones (sean positivas o negativas) permite que los niños entiendan que si el papá o la mamá llegaron enojados del trabajo, no es culpa de ellos.

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“En su nivel de lenguaje, se les puede contar por qué vienen enojados o por qué están tan cansados. Decirles que esperen un tiempo mientras se serenan y luego prestarles la atención que requieren y demostrarles afecto”, propone el doctor Ricardo García.

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Esto supone que los adultos sean capaces de hacerse cargo de sus propias emociones, de regularlas y así mostrarles a los niños que la rabia, el enojo y las ganas de agredir a otros se pueden controlar.

 

“Hay que darles espacio para que puedan expresar sus emociones y que puedan observar que otras personas también las tienen y cómo las pueden controlar”, resalta el especialista.

 

2. Explicar las discusiones

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No hay niño o niña que no haya escuchado discutir a sus padres alguna vez. Y a quien ese intercambio de palabras le haya provocado temor e inseguridad.

 

Robert Taibbi propone que es importante explicarles a los niños el por qué de las peleas. “Es importante que el adulto haga una lectura emocional de lo que pasa, para que pueda transmitírselo a su hijo.

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Los niños captan mucho la situación, según cómo se les dicen las cosas: tienen una especie de escáner que lee no solo la transmisión de los contenidos, sino también de cómo se los entregan”.

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3. Lenguaje

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Es difícil pedirle a un niño que no repita las palabras que escucha de boca de sus padres a cada rato. O prohibirle que nombre de forma despectiva a otros. La manera como los padres se hablan y se tratan entre ellos también les dará claves acerca de cómo usar las palabras para bien o para mal, dice la psiquiatra Marina Briceño.

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4. Valores y empatía

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En la transmisión de valores, la acción es más fuerte que la palabra. “En este caso, el ejemplo es más fuerte y queda más grabado que las frases acerca de lo que es correcto o no”, dice la psiquiatra Marina Briceño.

 

Lo mismo pasa con las decisiones que se toman en la vida personal, que se transforman en un ejemplo para ellos, más allá de que se les diga “no hagas lo mismo que yo”.

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Ver gestos de ayuda a otras personas y poder comentar en familia por qué se actúa de esa forma le enseña al niño a ponerse en el lugar de otro y a desarrollar empatía. “Esta es una cualidad humana que se ha ido desgastando, porque ya no hay tiempo de poner la mirada en el otro, lo que también significa valores. Si lo ven en sus padres, ellos lo seguirán”, asegura el doctor García.

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Pedirle que lo acompañe a votar, si se cree que es una conducta relevante; llevarlo a los ritos y ceremonias de la religión que se sigue; practicar diariamente valores son acciones con mayor efecto que cualquier discurso.

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5. Relación con otros

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Para el doctor Ricardo García, este ejemplo es relevante en la vida de los niños, aprender desde la infancia el respeto por el otro. Y eso es algo que comienza en casa: “Los padres deben mostrar afecto, dulzura, acercamiento, establecer diálogo, y poner límites”.

 

6. Pedir disculpas

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Reclamar a un hijo porque perdió las tijeras y luego, descubrir que fue un regaño injusto pasa usualmente. Ofrecer disculpas por el error no es tan frecuente. Pero hacerlo es justo y le enseña a él que equivocarse es parte de la vida, al igual que pedir perdón a quien se vio afectado por ese error.

 

Los padres no desean gritar a sus hijos porque tampoco quieren que ellos se traten de esa forma. Pero a veces el reclamo a todo pulmón sale de la boca sin control y la idea es explicarles por qué pasó (“me enojé mucho por lo que hiciste”, “tuve miedo de que te hirieras”).

 

Sin embargo, la doctora Ana Marina Briceño reitera que no se trata de descontrolarse o ser injusto a cada rato y ofrecer disculpas, porque entonces pierden valor la explicación y la conducta.

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Los padres deben ser prudentes y el descontrol debe ser ocasional, porque de lo contrario, se transforma en el patrón de las relaciones dentro de la familia”.

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7. Ritos y tradiciones

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Cada día más ausentes de los hogares, los ritos son muy importantes para los niños, no solo porque sienten que pueden predecir algo, lo que les da seguridad, sino también porque son recuerdos que construyen la infancia.

“La cena familiar, que es un tradición que se está perdiendo, la reunión semanal para jugar o planificar la semana; salir durante las vacaciones, en fin, cosas que los niños sepan que van a ocurrir y que tienen que ver con la unión de la familia, como conversar sus cosas y compartir”, dice Ana Marina Briceño.

 

"Algo tan sencillo como adoptar el día de pizza y cine una vez a la semana ayuda a crear los recuerdos de una infancia feliz".

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PAMELA ELGUEDA
El Mercurio (Chile)

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